Desarraigar el racismo: sembrar la soberanía
Nuestro sistema alimentario se ha construido sobre tierras robadas y explotación de mano de obra.
por Leah Penniman, Soul Fire Farms; reimpreso con permiso de Soul Fire Farm y Food Solutions New England
El racismo está insertado en el ADN del sistema alimentario de los Estados Unidos. Comenzó con el robo genocida de tierras de personas de las Primeras Naciones y continuó con el secuestro de nuestros ancestrosen las costas de África occidental. Bajo la brutalidad del látigo y la ruptura de las familias, los africanos esclavizados cultivaron el tabaco y el algodón que enriquecieron a Estados Unidos.
Pero esta historia no se termina con la Proclamación de Emancipación. Más tarde comenzó la renta de convictos, una forma de legalizar la esclavitud, y que mantuvo a muchos esclavos del sur en las plantaciones, en algunos lugares hasta finales de 1920. Décadas después, el Congreso creó el programa para trabajadores huéspedes migrantes agricultores de México y otros países para trabajar en los campos con bajos salarios.
Todas estas historias han ayudado a producir el racismo que veo el día de hoy en mi trabajo como agricultor y activista en torno a la justicia alimentaria. Dirigir una granja es una de las profesiones mas blancas, mientras que las labores del campo predomina lo moreno y explotación. Mientras las personas de color tienen que sufrir problemas relacionados con la dieta como la diabetes, la obesidad, y vivir apartados de la posibilidad de adquirir alimentos sanos en veciendarios donde predominta la comida rápida y tienditas de la esquina que carecen de alimentos nutritivos. Algunos autores mencionan estas áreas como desiertos de alimentos, yo prefiero llamarlos áreas apartadas de alimentos, porque se basa en un sistema de segregación humana sin considerar su naturaleza.
Nuestro sistema alimentario necesita un rediseño que nos alimente sin perpetuar el racismo y la opresión, nuestras madres entrelazaron en sus cabellos semillas de arroz y ocra pensando en una futura cosecha frente a la realidad brutal de abordar barcos de esclavos, menteniendo el coraje y la esperanza en tiempos tan oscuros.
Así como nuestras madres ancestrales trenzaron semillas de arroz y quimbombó en su cabello antes de abordar barcos de esclavos, creyendo en un futuro de cosecha frente a la brutalidad, así debemos mantener el coraje y la esperanza en estos tiempos aterradores.
Nos dirigimos hacia un sistema alimentario justo, abandonando la mentalidad racista y colonizadora. Las comunidades que se encuentran enfrentando esta problemática son principalente negros y latinos, así como gente indrígena, refugiados e inmigrantes, y son criminalizados por un sistema penal. Necesitamos escuchar antes de hablar, siguiendo la línea de los problemas que nos afectan actualmente. Aquí hay tres cosas que nos piden los granjeros negros, indígenas y gente de color.
UNO. JUSTICIA AGRÍCOLA
Más de tres cuartos de nuestros alimentos son cultivados por trabajadores nacidos en el extranjero, predominantemente latinos o hispanos. Sin embargo, los trabajadores de las granjas son excluidos de muchos derechos laborales basados en la Ley Nacional de Relaciones Laborales (NLRA) y la Ley de Normas Laborales Justas (FLSA), negociando derechos colectivamente, tomando en cuenta límitar horas extras, restringir el trabajo infantil y una compensación para asegurarse durante el trabajo. Muchos trabajadores agrícolas reciben salarios basados en “tarifa por pieza”, p. Ej. 85 centavos por caja de naranjas de 90 libras. Bajo estas prácticas los trabajadores agrícolas son mal pagados, un tercio de los trabajodores agrícolas obtienen menos que el salario mínimo . Grandes corporaciones ahora controlan el 50% de la producción alimentaria en este país y presionan para mantener la mano de obra agrícola barata.
¿Qué podemos hacer? Apoyar la Ley de Equidad para los Trabajadores Agrícolas del 2019. Las personas que alimentan a nuestras familias merecen protección total bajo la NLRA y la FLSA, incluido el salario digno, vivienda y transporte seguros, descansos, pago de horas extras, compensación de trabajadores y seguro de desempleo, protección contra la exposición a pesticidas y el derecho a negociar colectivamente.
DOS. REDISTRIBUCIÓN DE TIERRAS Y RECURSOS
Los colonizadores europeos se apoderaron de 1.500 millones de acres de tierra de los nativos americanos y las Naciones Unidas dicen que Estados Unidos debería devolverlos. Los afroamericanos también son víctimas del abuso en el acaparamiento de tierras. En 1920, el 14% de todos los agricultores estadounidenses propietarios de tierras eran negros y hoy menos del 2% de las granjas están controladas por negros, una pérdida de más de 14 millones de acres. En 1982, la Comisión de Derechos Civiles de los Estados Unidos determinó que la discriminación del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) fue la razón principal por la que los granjeros negros fueron despojados de sus tierras. Las crecientes discrepancias entre los blancos y los negros sobre pertenecer la tierra en este país reflejan la creciente brecha de riqueza, aumentando 8: 1 en 2010 a 13: 1 en 2013. Ralph Paige, de la Federación de Cooperativas del Sur, expresó simplemente: “La Tierra es la única riqueza real en este país y si no poseemos ninguna, estaremos fuera de escena “.
¿Qué podemos hacer? Contribuir al trabajo de fideicomiso de tierras liderado por BIPOC de la Alianza Nacional Negra por la Justicia y la Comida, la Red de Agricultores Orgánicos Afroamericanos del Sureste y el Fideicomiso de Tierras de los Agricultores del Noreste de Color. Apoyar a los agricultores negros, de color e indígeneas, comprando sus productos y ofreciendo su tiempo como voluntario.
TRES. ACCESO A LOS ALIMENTOS DIGNOS
Aproximadamente 50 millones de estadounidenses padecen inseguridad alimentaria, y la mitad de esas personas viven en desiertos alimentarios, donde es difícil o imposible acceder a alimentos saludables y asequibles. Esta tendencia no es neutral desde el punto de vista racial. Los vecindarios blancos tienen un promedio de cuatro veces más supermercados que las comunidades predominantemente negras. Esta falta de acceso a alimentos digna tiene consecuencias terribles para nuestras comunidades. La incidencia de diabetes, obesidad y enfermedades cardíacas está aumentando en todas las poblaciones, pero los mayores aumentos se han producido entre las personas de color, especialmente las personas negras e indígenas. Estas enfermedades son alimentadas por dietas ricas en grasas como el colesterol y azúcares refinados, y bajas en frutas frescas, verduras y legumbres. En nuestras comunidades, los niños se han críado con alimentos procesados, y ahora más de un tercio de los niños tienen sobrepeso o son obesos, con un aumento de cuatro veces en los últimos 30 años. Esto pone en riesgo la próxima generación con la probabilidad de padecer enfermedades crónicas de por vida, incluidos varios tipos de cáncer.
¿Qué podemos hacer? La comida sana es un derecho humano básico, no un privilegio reservado para los ricos. Para honrar este derecho, debemos resistir todos y cada uno de los intentos de desintegrar el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP).
Para obtener una lista completa de los pasos a seguir hacia un sistema alimentario justo y equitativo, consulte la plataforma de Soul Fire Farm. También puede unirse al reto de construir hábitos de equidad racial en Food Solutions New England’s 21-Day Racial Equity Habit Building Challenge.
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Leah Penniman es agricultora, educadora, administradora de suelos y activista por la justicia alimentaria. Es codirectora y gerente de programas de Soul Fire Farm en Grafton, Nueva York, y autora de Farming While Black: Guía práctica para la liberación de la tierra.
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